martes, 30 de noviembre de 2010

La paciencia del mar

Puedo escuchar mis suspiros, hay tanta calma que me acuerdo de viejos ruidos con exacta claridad.
De fondo, el mar. No había rastros de la tarde, no había nada. Ni sombrillas ni heladeros. Solo, de fondo, el mar.
No había rastros de la tarde, no había nada.
Creo que para mí era suficiente, estaba todo.
La luna se peinaba en el agua y ahí, en el escenario de la noche preciosa, yo cruzaba los brazos y apretaba los dientes cada vez que el viento se apuraba.
Las noches de verano buscan eso, que podamos preocuparnos por el frío, que callemos un rato y que soñemos con las desventuras de la semana pasada.
Puedo escuchar mis suspiros.
Apoyo la nuca en la arena que se presta de almohada y me permite, más cómoda que nunca, disfrutar del suceso. Dicen que el mar, a la noche, es el ring ideal para que las estrellas puedan ganarle la vieja pelea a las luces de la ciudad. Allí, son más fuertes.
Al parecer, la victoria estaba consumada y todo lo demás eran apenas pequeños y molestos destellos de luz.
La luna se termina de poner linda, acomoda el cielo, duerme al viento y me enseña que lo maravilloso estuvo siempre acá, al lado mío.
Me saco las zapatillas y chapoteo los pies en el agua, tratando de no salpicar la arremangada bermuda. Sé que el mar está congelado pero también comprendo que es una de mis rebeldías cotidianas no abrigarme y pasar frío de vez en cuando.
Lo sé, ya me lo dijeron, ‘no está bien desabrigarse por que sí’. Pero, ¿la historia no está en salirse del vértice cada tanto?
Supongo que a todos nos pasa, hay veces donde necesitamos gritar muy fuerte y que el viento se lo lleve a donde quiera, cantarle al aire, tirar un par de lagrimas en la arena o, como suelo hacerlo, tomar frío y que no importe. Entonces, nos hacemos la revolución a nosotros mismos.
Zapatillas en una mano, corazón en la otra, corro y me mojo los pies en la orilla, vuelvo a la arena, me ensucio, me lavo, me ensucio, levanto los pies, me salpico al fin y hasta me animo con el agua en los tobillos.
Las noches de verano buscan eso, que estemos solos por un rato y que, cuando más oscuro aparenta, soñemos con acostarnos más tranquilos alguna vez para despertar, cuando al fin nos toque, menos superficiales y más profundos.

Las noches de verano buscan eso, que no las olvidemos.

Es 6 de febrero de hace algunos años, me parece que se me está yendo la adolescencia. Un poco por mis 17 que ya se notan y otro tanto porque ella me hacía sentir mucho más hombre que otra veces.
Es que nos tomamos fuerte de la mano y los pasos se volvieron más lentos. Ya habíamos llegado y solo quedaba hacerlo juntos.
Atrás del médano, estaba el mar, esperándonos, desde siempre y hasta hoy.
Quizás por mis tintes de sensible mis añoranzas siempre fueron más parecidas a pequeñas travesuras que a grandes sueños.
Pero nunca voy a olvidar esa noche donde jugamos a caminar por la playa, agarrados de la mano y del alma.
Hay lugares que son maravillosos por su simple esencia, pero se vuelven de ensueño cuando los transitamos con el amor de nuestras vidas. Es la magia de los lugares. Bajo estos pergaminos, a las personas se nos vuelven especiales las esquinas, los postes de luz, una bicicleta, un metro cuadrado de pasto, un retazo de cielo, un sillón o una ciudad completa; tan sólo porque allí dimos un beso especial, confesamos nuestro secreto, nos han develado la eternidad, hemos hecho el amor o simplemente, compartimos una sonrisa.
Las noches de verano buscan eso, los lugares también. Es que tienen la virtud de esperarnos para que algún día lleguemos y lo convirtamos en especial.

Puedo escuchar mis suspiros. De fondo, vos, que por esas cosas lindas de la escritura te fuiste a pasear conmigo al mar.
¿Estuvo hermoso, no? Lo sospeché.
Perdón por el tema del frío, es que estoy tratando de rebelarme y hago estas cosas. Ya voy a dejar de hacerlo, lo prometo.
Quizás este viaje juntos nos hizo bien. ¡Bah! Yo me siento mejor y lo demás lo calculo por tu cara contenta. Vos lo sabés, se pueden escuchar tus suspiros.

¿Dejamos la charla pendiente otra vez pendiente?
¿Te parece?
Está bien, esperemos un martes más.
No nos lastimemos, es demasiado lo que nos queremos como para andar reabriendo heridas.

Nos encontramos pronto.
Las noches de verano buscan eso, que podamos vernos, abrazarnos, derramar un par de lágrimas en la arena y planifiquemos nuestra huida a la playa. Siempre va a estar allí esperándonos, para que la convirtamos en especial.

Es la magia de los lugares, y la paciencia del mar.

16 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente Nico! una vez me atrapaste un martes con tus relatos...haces que me meta en cada cosa que decis, imaginandome palabra por palabra...es increible..y los comentarios finales son barbaros..la pegas siempre!
Te quiero nene!
Ah cena prometida eh! yo te banco desde chiquito jaja
Yami

Anónimo dijo...

Bueno nada, sos un hijo de putaaaa y aunque no te gusta q te lo diga SOS EL MEJOR! Sin palabras... solo las tuyas!

Luli

Marcos dijo...

Extraordinario viaje por esos lugares que nos hacen bien. Cuanta razon... hay lugares que nos esperan x siempre no??

Pablito Lancone dijo...

El mar tiene ese poder, busca, como muchas noches de verano eso, que no olvidemos.
Tantas huellas dejadas en esas arenas. Tantos momentos que marcaron lo que soy hoy. Sólo o acompañado, pero siempre con los pies descalzos chapoteando en sus aguas.
Mientras leía el post me agarró una sensación de ganas de estar allí. Quizá por este cansacio de altura del año y tantas "cotidianas batallas" que se hacen presentes. Quizá por esas formas de escribir que transportan.
Genial Nico, como siempre. A continuar conquistando playas amigo! Lo quiero! :)

Anónimo dijo...

LA PACIENCIA DEL MAR otro pensamiento que me llego a lo mas profundo de mi ser.
Sin palabras Nico! lo tuyo es impecable, cada día te admiro mas, de verdad tenes un don extraordinario y sobretodo la dicha de poder expresar tus sentimientos a través de este lugar que a muchos nos hace tanto bien.
Nuevamente te doy las gracias por dejarme ser parte de el porque acá puedo imaginar, soñar, conocer, creer, confiar. Te lo dije como 1000 veces pero de verdad estoy super agradecida con vos porque a pesar de la distancia y de no hablar mucho me ayudas y no te imaginas cuanto.

Que sigan los éxitos!!!
BeSitos
Annu

Nico Pisano dijo...

Si me lo dicen 1000 veces, yo voy a intentar ser mejor 1001. El que no sabe como agradecer soy yo. Con cada texto crezco al igual que ustedes.
No sé cuantos quedarán, al menos intentemos hacer algunos pensamientos más, 23 canciones y si podemos, 5 poemas.
¿Nos conformamos con eso? No sé por qué, pero se me ocurrieron esos numeros... ojo, se pueden cambiar a gusto y creterio de cada soñador.

Hasta el martes, si la ansiedad nos deja.

Anónimo dijo...

IMPECABLE, QUE TALENTO!

MARTÍN.

Unknown dijo...

muy bueno excelente el mar siempre susurra y las estrellas nos acompañan besos PATO

Anónimo dijo...

muy bueno hace mucho que no te leia pero veo que seguis siendo excelente

Marisa

Flopiii =) dijo...

q linda poesia nico. me haces emocionar mucho de verdad! te felicito sos un kapo!♥

DIANA dijo...

EL MAR TIENE ESA COSA DE HACERNOS SENTIR MEJOR. POR ESO SOMOS MUCHOS LOS QUE LO ELEGIMOS AÑO TRAS AÑO PARA VISITARLO Y DESCANSAR. ME TRASLADASTE A UN ESTADIO UNICO, ESTUVE ALLI CON VOS, CHAPOTEAMOS JUNTOS Y ME TRAJISTE DE VUELTA. GRACIAS POR TAN LINDO VIAJE, SOS ADMIRABLE.

Javo dijo...

"Dicen que el mar, a la noche, es el ring ideal para que las estrellas puedan ganarle la vieja pelea a las luces de la ciudad. Allí, son más fuertes.
Al parecer, la victoria estaba consumada y todo lo demás eran apenas pequeños y molestos destellos de luz" EXTRAORDINARIO!

Nico Pisano dijo...

Gracias a los que insisten con esto de que soy EXTRA - ORDINARIO. Es verdad, a veces me paso con mis modales. Perdón y gracias por remarcarlo. Ja!

Gracias a todos.

Anónimo dijo...

Sos un divino Nico, me encantan todos tus articulos son muy buenos. Como te prometi aca estoy firmando :P Nos emocionamos con mi vieja siempre q te leemos! Sos un grande y te deseamos lo mejor tmb en la radio. GROSO!

Lore

Lala dijo...

Genio. Me dieron ganas de irme al mar, a eso, a chapotear los pies en el agua... Gracias por llevarme de viaje!

Gisella dijo...

"¿Estuvo hermoso, no? Lo sospeché.
Perdón por el tema del frío, es que estoy tratando de rebelarme y hago estas cosas. Ya voy a dejar de hacerlo, lo prometo."

Sí, hermoso.
No vuelvas a prometer dejar de rebelarte a vos mismo.